martes, 25 de septiembre de 2012

OTRA IMAGEN DE LA MAGIA DE LAS ALAS

 
 
Esperaba, le gustaba hacerlo en ese estado, vigilaba desde arriba a su pequeña.
Siempre que podía adelantaba sus quehaceres en la corte para bajar a observarla.
Ella la llamaba su pequeña aunque era consciente de que el tiempo había transc...
urrido rápidamente y la manera en que los años les afectaban a ambas era diferente.

Siendo un ángel joven pudo elegir una compañera, una amiga para pasar los días en la corte, los ángeles puros poseían ese privilegio, solo debía ayudarla a “nacer de nuevo” pero cuando la vio por primera vez no pudo hacer más que observarla, se sintió fascinada en el acto con aquel candor y dulzura infantil y decidió esperar. La vio pasar de la niñez a la adolescencia y cuando ya fue tarde para su “renacer” la convirtió en su protegida y compartió siempre desde el abrigo de la noche sus alegrías y tristezas, sus miedos y pasiones, compartió en fin la vida que apunto estuvo de cambiar muchos años atrás.

Hoy había sido un día tranquilo en la corte y al terminar sus labores voló hacía ella y suspendida entre las nubes esperaba a que tal vez su “pequeña” sintiese la necesidad de asomarse a la ventana y mirar hacia la luna. Nunca la vería, ni siquiera podía sentir su presencia, pero a ella ver en que gran mujer se había convertido le reconfortaba.

Tal vez aquella noche tuviese suerte pensó sonriendo, aun quedaban horas de oscuridad y esperar a su protegida siempre era hermoso.
 
 

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